Columna de EL INFORMADOR "LA CIUDAD Y LOS DÍAS"
Esta es la impresionante cifra de discapacitados que, según ha sido publicado, viven en la Zona Metropolitana de Guadalajara: 172,035 personas que tienen requerimientos especiales. Son ciudadanos que tienen derecho a una ciudad con igualdad de oportunidades, con justicia. En el discurso, afortunadamente, esto ya ha quedado muy bien establecido. Pero nomás en el discurso.
El derecho a la ciudad comienza con poder desplazarse con libertad, tranquilidad y seguridad. Y por donde la gente se desplaza, en primerísimo lugar, es por las banquetas. Si se hiciera un censo riguroso de las banquetas de Guadalajara quedaríamos asombrados del alto porcentaje de ellas que son, o intransitables, o muy defectuosas.
Escalones indebidos, tropezones, roturas de pavimento, postes, tensores, cables, puestos callejeros, coches atravesados, “equipamientos” mal puestos…la lista puede ser muy larga. Lo peor es que, durante décadas, todos –y muy principalmente las autoridades municipales- hemos ignorado esta situación, cuando no contribuido a ella.
Esta columna está dirigida muy especialmente a los regidores de los Ayuntamientos municipales, y a las autoridades metropolitanas concernidas, para los que esta problemática debería ser urgente e insoportable. ¿Por qué no iniciar de inmediato una campaña de “Adopte su banqueta”?
Adoptar su banqueta: en primer lugar saber que, aunque está enfrente de su casa o su negocio, es inalienable propiedad de todos. Luego, asumir la responsabilidad de cada particular (que está en los reglamentos) de mantenerla pareja, limpia, ordenada y arbolada. Lograr esto con el apoyo organizado de los ayuntamientos: materiales de construcción y mano de obra accesibles, inspección y aplicación de reglamentos, suministro de árboles por parques y jardines, corrección de anomalías de CFE, Telmex, cableros, comerciantes ambulantes, etc.
Dicha campaña podría tener (OJO) una muy positiva repercusión política. Y más allá de eso, cívica, solidaria. ¿Cuándo se empieza?
Todos tenemos experiencias tristes de banquetas próximas. Va una entre miles: por la calle de Atenas, entre Prisciliano Sánchez y López Cotilla, del lado poniente, está la fachada de atrás de un centro educativo. La “educación” que dan sus banquetas es verdaderamente patética. Están totalmente destruidas y más de alguien se ha caído y podría exigir responsabilidades civiles. ¿Por qué nadie hace algo? Otros dos ejemplos paralelos, calle de Emerson, entre Vallarta y López Cotilla: del lado oriente un edificio quitó (¿con qué autorización y cómo?) los estacionómetros, mermó los ingresos municipales, y convirtió toda la banqueta en estacionamiento en batería y en un depósito de basura; nadie barre, hay un registro sin tapa. Ahora, por la esquina con Vallarta no cabe ni un cochecito para niños o una silla de ruedas. En la banqueta de enfrente (poniente) hay una casa patrimonial convertida en oficinas dizque catrinas. Todo a lo largo de esa cuadra de Emerson el jardín de la banqueta está hecho un muladar con llantas viejas tiradas y todo. ¿Qué nadie lo ve? ¿Nadie se indigna? ¿Nadie puede hacer algo?
Ya va siendo más que tiempo de que la democracia y la igualdad lleguen de veras a las calles. En beneficio de toda la gente con alguna discapacidad, en beneficio de todos. Guadalajara necesita recuperar su dignidad.
Escrito por: Juan Palomar Verea, jpalomar@informador.com.mx
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