18 feb 20208 Min. de lectura

¡QUÉ VIDA! DE CAROLYN Y LASZLO CZITROM

Actualizado: 15 abr 2021

César Agustín Robles Soto*/FUNDARQMX**

A mediados de noviembre invitaron a FUNDARQMX a conocer la casa del fotógrafo de arquitectura Paul Czitrom, ubicada en las Lomas de Chapultepec, en la ciudad de México. Una casa funcionalista construida por su padre, el arquitecto húngaro Laszlo Czitrom.

La casa está llena de bellos detalles y el recorrido en viva voz de su propietario dio vida a cada espacio, confirmando que las casas toman vida y sentido cuando se habitan y se aprecian.

Su enseñanza sobre la arquitectura en Hungría, luego en Italia y finalmente en México lo hicieron mimetizarse con los grandes arquitectos de la época. La fachada está muy bien resuelta con ladrillo aparente, elementos sutiles de herrería pintada en un ligero color azul.

Son de esas casas notoriamente diseñadas por un buen arquitecto en donde todo está pensado. Los espacios se desenvuelven con libertad, los materiales fueron elegidos con sobriedad y con sentido de permanencia: lambrines de madera, mosaicos, terrazo, piedra volcánica, ladrillo aparente y herrería que todavía conserva en gran parte de la casa.

El jardín se vuelve un protagonista de los espacios públicos, la sala, el comedor, la terraza arriba voltean a ver una gran jacaranda plantada por ellos, entre la tierra y el cielo del lugar.

La familia se cambió el mismo día del gran terremoto de 1957 y recuerdan que la casa estaba impecable, pese a los atrevidos diseños estructurales que hizo su padre, como la losa de concreto de la sala que la sujetan osadamente dos largas y ligeras vigas aparentes; que las habitaciones estén sostienen esbeltas columnas de acero o que los peldaños de la escalera estén en cantiléver.

Lo que más nos gustó, fue saber de la familia, de sus habitantes, de la historia que hay detrás de cada casa. Ésa es la riqueza de la vida y de la arquitectura que se crea para albergarla. Ése es el sentido que toma cada espacio, el que nutre una vida, el que forma personas, el que forja recuerdos. La casa, usted lector, la podrá disfrutar en esta breve selección de fotografías, pero lo interesante es, lo que hay detrás de cada trazo, de cada muro, de cada ventana y de las personas que la crearon.

En la visita recordamos las costumbres de las familias en la década de los 60´s, de la aparición de la televisión y de cómo llegó a esta en particular so pretexto de ver la llegada del hombre a la luna en 1969. No había un sitio apropiado para ponerla, no era tan indispensable como ahora. No había altares a la televisión.

Los espacios bien proporcionados ayudan mucho a la transformación que van viviendo todas las familias, vestidores más amplios, baños más prácticos, áreas de guarda, estudios, etcétera.

La visita poco a poco se hizo más íntima y fascinante, cuando Paul nos sacó de la gaveta planos hermosamente elaborados de la casa, cuya propietaria sería su madre Carolyn; la bitácora de obra y apuntes precisos de las cuentas, de las partidas de construcción, de los cálculos estructurales, de los detalles constructivos resueltos en sitio, todo en perfecto orden.

A la mitad de la visita, recibimos un regalo espléndido que ahora forma parte de la biblioteca FUNDARQMX (¡no olvides que la puedes consultar en nuestra sede en la Casa del Arquitecto!). El libro ¡Que vida!, es un recordatorio a que la vida nos puede llevar a destinos que no alcanzamos a imaginar; un ejemplo de cómo el amor y las circunstancias pueden llevar a dos personas de diferente origen a encontrarse y tener un destino común que les permitió formar una familia.

El libro se centra en la historia de Carolyne y Laszlo Czitrom contada por uno de sus hijos, basándose en una minuciosa recopilación anecdótica de las acciones realizadas por toda la familia en cada uno de los lugares y países del mundo donde vivieron. Carolyn nació en Indianápolis, Indiana, Estados Unidos; en donde vivió toda la infancia y parte de la adolescencia con sus padres y sus dos hermanos mayores. Aunque tuvo problemas económicos logró salir adelante, estudio una carrera en la universidad para mujeres, posteriormente trabajó de secretaria y tomó clases de idiomas, este trabajo le permitió tener lo necesario para viajar y conocer México, enamorada del idioma español y de la vasta cultura que este país tiene. En su deseo de aprender más del país y de otras lenguas, formó un grupo con inmigrantes donde hace un intercambio cultural donde ella les enseña inglés a cambio de que le enseñen su idioma, ahí fue donde conoció a Laszlo, de quien se enamoró y más tarde formaría una familia.

Laszlo por su parte nació en Marosludas, un pueblo en Transilvania y viene a México en calidad de refugiado político, inmigrante en esta nación por las guerras europeas; judío por descendencia, aunque nunca siguió las costumbres. Su historia familiar fue quemada durante la primera Guerra Mundial, sólo quedaron sus recuerdos como que sufrió de “bullying” parte de la carrera de Arquitectura ya que era físicamente muy pequeño aunado a su descendencia judía, esa presión social lo motivó para formar parte de un grupo de discusión de corrientes políticas, metiéndose en problemas con la universidad, ya que en esa época no se permitía discutir sobre política, lo que originó su baja en la universidad.

Afortunadamente dejó por algún tiempo esas actividades y culminó sus estudios en la universidad de Florencia, Italia. El día de su graduación, desafió las Leyes Universitarias que dictaban vestir con la camisa fascista negra y saludar con el brazo derecho extendido y la mano abierta, acción que no hizo. Audazmente vistió camisa blanca y saludo de una manera diferente a la dictada. A pesar de esto pudo concluir sus estudios.

Lazslo a los 28 años de edad se une a la Guerra Civil Española con la brigada internacional para luchar del lado republicano contra las fuerzas fascistas del General Francisco Franco y sus aliados Hitler y Mussolini. En Albacete, España lideró un grupo de Ingenieros con los que construyó carreteras, refugios anti aéreos, hospitales y prisiones, perteneció al grupo de bombarderos donde presencio innumerables tragedias humanas.

Al finalizar la guerra, fue fichado por haber peleado en ella y tuvo que salir del país perseguido. México al ser aliado de España le dio asilo político, con la única condición de que tuviera a alguien que lo ayudara con comida y un techo donde dormir. Al no tener dinero tuvo que esperar ayuda de amigos externos que se comunicaban con él con claves en los periódicos, ya que en esa época era la única forma de hacerlo. Un día, uno de sus amigos se comunicó a través de un anuncio en el periódico diciendo que “ya estaba pagado su boleto del barco”, se dio cuenta porque estaba su nombre en una lista de jugadores de futbol de un equipo de San Francisco. Al llegar al puerto de Veracruz, prohibieron a todo judío bajar del barco y Laszlo desesperado hasta pensó aventarse al mar.

Con tan solo 50 pesos que le había regalado otro judío que estaba en el barco. Una Asociación de Refugiados lo ayudó a viajar a la ciudad de México en donde encontró a un amigo en la Universidad Nacional Autónoma de México quien lo ayudó para trabajar con el Arquitecto José Villagrán García.

Carolyn y Laszlo eran personas que no estaban destinadas a encontrarse, pero dada su condición de inmigrantes en México y las ganas de conocer este país y de aprender más, los llevo a coincidir y enamorarse, como anécdota, el día de su boda al no tener algún familiar como testigo de Lazslo, tuvieron que recurrir a dos personas que estaban pasando por la calle.

Este libro nos cuenta la historia de dos personas que pasaron por múltiples dificultades tanto sociales como económicas que no podríamos conocer sin el gran trabajo de recopilación histórica realizada por sus hijos y familiares. Una historia llena tragedias y malos tiempos, pero cuando estas convencido de tu actuar y te encuentras con la persona ideal que te apoye, tu espíritu se templa en el crisol de la adversidad, lo que originó una pareja con una historia digna de contar y de aprender. Si vives con amor y con una firme convicción, siempre la vida y las circunstancias te pueden llevar a un viaje maravilloso que inspire a decir: ¡Que vida!

1. Carolyn y Laszlo: ¡What a life! (¡Qué vida!)

Carolyn Baus y Laszlo Czitrom emigraron a México durante la segunda guerra Mundial. Allí se conocieron, se casaron y empezaron una vida nueva en lo que para ellos era una cultura exótica y diferente. Después de años trabajando como secretaria y con tres hijos todavía en casa, Carolyn reanudo sus estudios, obteniendo una licenciatura y una maestría en lo que se convertiría en la pasión de su vida, la Arqueología. Laszlo nació durante el imperio Austro -húngaro en una familia búlgara judía que vivía en Transilvania. Empezó sus estudios arquitectónicos en Brno, Checoslovaquia una ciudad cosmopolita con una activa vida cultural.