Columna de EL INFORMADOR "LA CIUDAD Y LOS DÍAS"
El recientemente lanzado programa municipal de Guadalajara para repoblar las zonas centrales de la ciudad es, ciertamente, un gran paso. Esperemos en la dirección correcta. El Instituto Municipal de la Vivienda ha promovido, con notable eficacia hasta ahora, la próxima realización de 4974 viviendas en 13 predios ubicados en diversos puntos de la mancha urbana. Suena muy alentador. Pero vamos por partes.
El director del Instituto, Antonio Miranda Herrera, ha declarado que las viviendas constarán de una superficie de 45 a 50 metros cuadrados y cumplirán plenamente las normatividades de la CONAVI. Esto es: estancia-comedor, cocina, servicios, dos recámaras y un baño, todos con la superficie apropiada. Con un buen proyecto es factible lograr así departamentos razonables. Es indispensable recalcarlo: con un buen proyecto.
Pero el problema va mucho más allá. En primer lugar, lograr que los nuevos conjuntos habitacionales se inscriban adecuadamente en sus ya consolidados entornos urbanos. Esto excluye, naturalmente, constituir dichos conjuntos en guetos o “cotos” que lejos de inscribirse satisfactoriamente en el tejido citadino, provocan una ruptura de éste y los consiguientes problemas de convivencia barrial y de falta de los lazos de comunidad indispensables para la vida cotidiana.
En el tema del conjunto en sí mismo, pareciera que el desarrollo promedio tendrá cerca de 250 apartamentos, con las variaciones propias de cada terreno. Esto implica dotar a cada proyecto de los equipamientos necesarios: áreas verdes y zonas abiertas o semiabiertas de convivencia, juegos para niños, comercios y servicios de primera necesidad en planta baja, etc. Tema aparte es el desarrollo de Huentitán, de aproximadamente 2000 unidades, en el que las características mencionadas arriba serán aún más determinantes. Además, en cada uno de los trece desarrollos será indispensable considerar medidas de inserción en los barrios que logren aportar, lejos de demeritar, a sus respectivos contextos.
La decisión de cumplir solamente con un cajón de estacionamiento por cada cuatro viviendas, aunque pueda ser controversial, es acertada. Estando todas las intervenciones cercanas a líneas de transporte masivo, resulta a todas luces una política adecuada, aunque tenga evidentes riesgos. Esto implicará realizar una eficaz labor de inducción para cada posible comprador y hacerlo tomar conciencia de las enormes ventajas de prescindir del coche (costos ecológicos, combustible y mantenimiento, desgaste personal, etcétera), y de la adopción de un diferente y más sustentable estilo de vida.
Y el principal escollo para este tipo de intervenciones: la convivencia vecinal. Desde el proyecto de los departamentos y de los conjuntos es imprescindible tomar medidas para que la fricción vecinal sea minimizada al máximo, al mismo tiempo que se fomente una adecuada (y voluntaria) convivencia entre los usuarios en espacios adecuados. El diseño de reglamentaciones de convivencia y de normas de mantenimiento debe ser muy cuidadoso con el fin de garantizar la sustentabilidad de la intervención y su mantenimiento a través del tiempo. Para esto también es indispensable realizar una adecuada labor de inducción con cada usuario y con la comunidad. En la medida que se logre este objetivo, formar una real y actuante comunidad en lo interno y lo externo, se podrá aspirar al éxito de esta estrategia municipal de repoblamiento.
Sin duda este plan de repoblamiento es una gran apuesta del presente Ayuntamiento de Guadalajara. Por el bien de toda la ciudad, y por todo lo que está en juego, debe ser un excelente inicio de la recuperación de la ciudad.
Escrito por: Juan Palomar Verea, jpalomar@informador.com.mx
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