Introducción
El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México fue víctima de un sismo con una magnitud de 8.1 grados en la escala de Richter. Este temblor no solo sacudió la ciudad, sino también sus ideales, partiendo de manera definitiva con el anhelo moderno de vivir en una ciudad eficiente. Como resultado, se le empezó a otorgar más importancia al individuo en vez de a la masa (1).
Los conjuntos habitacionales de mediados del siglo XX resultaron severamente afectados por el temblor y en muchos casos, edificios enteros tuvieron que ser demolidos (como fue el caso del Edificio Nuevo León del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco) (2) .
Esta tipología de vivienda se concibió como si fueran ciudades dentro de ciudades, las cuales albergaron a aquellos que migraron del campo hacia la metrópolis. Al tener que proveer una gran cantidad de habitaciones, estos proyectos se enfocaron en ser eficientes, tanto en sus técnicas constructivas como en su distribución, y dieron como resultado unos bloques de concreto conformados por cientos de departamentos idénticos. La falta de identidad y el sentido de comunidad aportó al deterioro de los edificios y de los conceptos del movimiento moderno que lo acompañaban (3) .
La destrucción de varias colonias y sus edificios propició un cambio de actitud de la sociedad mexicana, donde todos colaboraron en el rescate de personas desaparecidas y en la limpieza de la ciudad. Sin embargo, el miedo de presenciar otro desastre semejante ocasionó que los nuevos proyectos habitacionales se desarrollaron en la periferia de la ciudad, donde el suelo era más firme y el espacio menos urbanizado.
Los nuevos lotes baldíos del centro de la ciudad y sus colonias colindantes se convirtieron en una oportunidad de reinventar y regenerar el concepto de la metrópolis y de cuestionar la manera en que se vive (4) . La arquitectura fungió como la herramienta principal para la reinvención de la Ciudad de México que recayó en una nueva generación de arquitectos mexicanos (5) .
El PRHP
En respuesta a los daños sufridos por el temblor del 85, varias instituciones y sociedades civiles empezaron a generar propuestas de apoyo con la finalidad de intentar facilitar la recuperación e incentivar la regeneración de la ciudad. Por ejemplo, el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) puso a disposición casi 5,000 viviendas para aquellas personas que habían perdido su casa como resultado del desastre natural (6) .
Ese mismo año se formó el Programa de Renovación Habitacional Popular (PRHP), cuyo objetivo fue restaurar y reconstruir viviendas en las zonas que sufrieron más daños físicos, como la Condesa, Roma Norte y el Centro Histórico. Su propuesta consistió en dos fases: la primera de desalojo, en la cual se construyeron viviendas provisionales para los habitantes de los edificios que fueron rehabilitados; la segunda consistió en reparar y desarrollar proyectos habitacionales que respetaran su contexto histórico y la concepción original del edificio dañado. Un aspecto muy interesante del programa fue que los inquilinos podían convertirse en propietarios de su nueva vivienda (tras pagar los créditos), evitando su desplazamiento y mejorando sus oportunidades de mantener su trabajo y estilo de vida.
El PRHP duró únicamente 18 meses y logró construir alrededor de 40,000 viviendas. Desafortunadamente, debido a su duración limitada y la falta de fondos, gran parte de las construcciones fueron departamentos de dimensiones reducidas con acabados muy básicos. Adicionalmente, la falta de mantenimiento de los mismos no aseguró una ocupación longeva (7) .
Al mismo tiempo que se llevó a cabo este proyecto, se publicó la Ley del Régimen de Propiedad en Condominio, el cual “fomentó una cultura de responsabilidad compartida en la conservación de los inmuebles” (8) . Esto fue un cambio radical en la manera de concebir y entender la propiedad o el edificio como algo compartido y colectivo, liderado por la misma comunidad que habita el espacio.
Vivienda social privada
Los nuevos proyectos arquitectónicos se concentraron en el territorio urbano, en lotes individuales y posiblemente, en los edificios aledaños. Hubo un interés por mantener al habitante en la ciudad, dentro de la actividad económica y la convivencia del “hombre de la metrópolis”.
Al no contar con terrenos extensos disponibles dentro de la ciudad, muchos proyectos de vivienda social se empezaron a desarrollar en la periferia, alejando a la clase obrera de las oportunidades de trabajo e incrementando los problemas de movilidad. Estos conjuntos sociales no contaron con la infraestructura necesaria para satisfacer las necesidades básicas de sus nuevos habitantes (agua potable y electricidad). Como consecuencia, estos proyectos no tuvieron mucho éxito y en casi todas las unidades hubo una amplia cantidad de casas desocupadas (9) .
A raíz de los nuevos proyectos fallidos y el cambio de política, el Infonavit empezó a consolidarse como un organismo fiscal autónomo e hipotecario social (1990) (10) . Este cambio señaló el comienzo del sector privado como promotor e inversionista en los proyectos de vivienda social.
Una nueva generación
La pérdida de fe en el movimiento moderno y los problemas urbanos que causó obligaron a los arquitectos a repensar la manera que proyectaban y analizaban a la ciudad y el edificio. De los bloques de vivienda derrumbados surgió una nueva generación de arquitectos determinados a generar un cambio hacia un pensamiento más crítico de nuestro pasado, que volvía a reconocer y valorar el contexto histórico . (11) La nueva arquitectura intentó, a través de intervenciones puntuales (a diferencia de las unidades habitacionales como el CUPA), reactivar las colonias con valor histórico y cultural, ubicadas alrededor del centro de la ciudad.
Uno de los primeros proyectos de este tipo fue el edificio Brasil 75 (1992) de Enrique Norten y Bernardo Gómez-Pimienta. Esta obra integró la tipología de la vecindad con los estándares “modernos” en términos de higiene y el acomodo de los espacios. Se utilizaron materiales industriales para representar que tenía la intención de entenderse como una vivienda para obreros, cuyo origen proviene de los planteamientos radicales de la UAS (Unión de Arquitectos Socialistas a principios del siglo XX (12) . Dentro del programa del edificio se incluyeron departamentos, talleres y comercios, los cuales se distribuyeron mediante un pasillo central . La diversificación de espacio y de usuarios es un aspecto clave para la consolidación de la nueva visión de ciudad (13).
El Conjunto Veracruz (1996) de Javier Sánchez, Ernesto Sánchez y Lorenzo Farfán, también llegó a unificar el programa mediante un patio interior, sin embargo, la concepción del proyecto fue muy distinta al de Enrique Norten y Bernardo Gómez-Pimienta. La propuesta original constaba únicamente de un edificio, pero eventualmente se transformó en un conjunto de cinco construcciones distintas, generando un especie de tejido histórico que vincula distintas épocas y técnicas (14) . La fusión de distintas tipologías habitacionales y la incorporación de nuevos espacios comerciales y recreativos logró reinventar la unidad habitacional. Dejó de ser un solo bloque o un conjunto de bloques monolíticos y se convirtió en una vecindad moderna, compuesta por torres de distintos niveles, estilos de décadas anteriores y habitantes con necesidades distintas (15).
El nuevo habitar
A inicios del siglo XXI, los arquitectos empezaron a desarrollar proyectos que desafiaban la distribución de los espacios en la vivienda, llevando a nuevas iteraciones del hogar. La influencia del posmodernismo se hizo evidente en estas nuevas iteraciones, las cuales respetaron el contexto histórico y trascendieron el esquema de la casa como una máquina eficiente (pensamiento que encapsuló el movimiento moderno). Hubo un interés por alterar la manera en que el edificio y sus habitantes interactúan con el exterior, cómo se abren o se cierran hacia él, cómo pueden ver pero no ser vistos .
El despacho de arquitectura AT103, conformado por Francisco Pardo y Julio Amezcua, ha generado propuestas de vivienda que se integran dentro del tejido urbano. Al mismo tiempo crean planteamientos poco convencionales en cuanto a los recorridos y la manera en que se configura el programa del edificio. El proyecto de Lisboa 7 (2009) intenta maximizar los metros construidos dentro de un terreno limitado, el cual se divide en tiras que alternan entre patios interiores y bloques de vivienda. La división del predio en placas de 3.60m permite que los departamentos obtengan más iluminación y que puedan tener ventilación cruzada. En términos de flexibilidad, el acomodo y el tamaño de espacios como la cocina pueden variar dependiendo de las necesidades de quienes habitan el espacio (16).
Dos años después, Francisco Pardo y Julio Amezcua realizaron el edificio UNO (2011) en Tecamachalco, cuyo nombre surgió de la idea de poder “reunir todos los recursos y funciones necesarias en una sola pieza” (17) . Igual que en Lisboa 7, el predio se divide en tiras (tres tiras de 21x11m) las cuales se separan por patios interiores. El proyecto cuenta con 27 departamentos en total, veinte de 60m2 y siete de 120m2. La fachada de los departamentos se compone por un muro lambrin, el cual oculta las instalaciones y el almacenamiento, cuya relación con el exterior se altera dependiendo si está abierto o cerrado (18) .
Un edificio, dos vidas
Gracias a proyectos como Brasil 75 y el Conjunto Veracruz, el interés por mantener, restaurar y habitar los edificios antiguos de la ciudad empezó a crecer. Consecuentemente, varios despachos y algunas constructoras se empezaron a enfocar en desarrollar proyectos que tomaron ventaja de las construcciones y las estructuras ya existentes.
Entre las empresas de construcción más destacadas está ReUrbano (19) , que a través de colaboraciones con distintos despachos (como Productora) ha logrado regenerar no sólo los edificios antiguos, sino también distintas colonias o localidades que padecen de una falta de inversión.
El proyecto del edificio Havre 69 (2013) fue realizado por AT103, cuyo objetivo era crear nuevos departamentos y comercios en la planta baja con la finalidad de atraer a gente a la colonia Juárez (muchos edificios en esta zona fueron abandonados después del sismo) (20) . En 2015, volvieron a colaborar con ReUrbano en Milán 44 (2015) que también se ubica en la colonia Juárez. La premisa del proyecto fue conservar y reutilizar la estructura preexistente y quitar los muros divisorios que únicamente encierran el espacio. Lo interesante de esta obra es el enfoque público que se puede ver reflejado en su programa (cuenta con unas oficinas, un mercado, unos restaurantes y un estudio de yoga) (21).
Otra propuesta de readaptación es el edificio de departamentos Antonio Sola diseñado por Jorge Ambrosi y Gabriela Etchegaray. En el proyecto, logran acomodar cuatro viviendas nuevas atrás de una fachada de una casa antigua, la cual no se podía tirar por su valor histórico-arquitectónico. La forma de los departamentos gira en torno a tres patios interiores, los cuales permiten la entrada de luz natural (22) .
Vivienda sostenible
La nueva generación de arquitectos no solo se interesó por respetar el paisaje urbano, sino también estaban preocupados por generar edificios que respetaran el entorno natural. En el caso particular de la vivienda social, el enfoque fue hacia una arquitectura sostenible, la cual era flexible y duradera.
Un proyecto que representa este anhelo es la Vivienda Unifamiliar Regional de Alberto Kalach (TAX) que parte de un acomodo radial, donde las casas comparten muros (como las casas obreras de Londres durante la revolución industrial). La disposición en círculo permite generar un especie de patio interior masivo que sirve para reunir a las personas y proveer espacios verdes para los habitantes (23) .
El despacho Tatiana Bilbao Estudio fue invitado por el Infonavit en 2015 a generar una propuesta de vivienda mínima para sustituir los edificios dañados por un tornado. El resultado del proyecto fue la diversificación de espacios mediante una casa compuesta por módulos configurables que podían añadirse o quitarse según lo que quería el usuario (24) .
Conclusión
La nueva generación de arquitectos ha promovido una visión de una ciudad compleja y diversa que reconoce y construye sobre las distintas capas socioeconómicas y ambientales que la encapsulan. La creación del Centro de Investigación para el Desarrollo Sostenible (2016) fue una iniciativa del Infonavit cuyo objetivo es mejorar la calidad de la vivienda social mediante la investigación y la colaboración con distintos despachos mexicanos (25) . El arquitecto le ha dado más importancia al concepto de crear espacios dignos y bien pensados en comparación con el pensamiento moderno de la arquitectura eficiente.
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Notas y referencias
1. Morfín, Mely. La eterna reconstrucción de la Ciudad de México, a 30 años del ´85. Accesado 31/08/2021. Disponible en https://www.archdaily.mx/mx/773944/la-eterna-reconstruccion-de-la-ciudad-de-mexico-a-30-anos-del-85; Internet.
2. Aguilar, Andro. Huella imborrable la del terremoto de 1985 en Tlatelolco. Accesado 31/08/2021. Disponible en https://www.chicagotribune.com/hoy/ct-hoy-8467015-huella-imborrable-la-del-terremoto-de-1985-en-tlatelolco-story.html; Internet.
3. Guadalupe M. G., José y Citlali M. Reza Flores. Tlatelolco. Decadencia urbana y arquitectónica de un proyecto simbólico del modernismo. Accesado 12/08/2021. Disponible en https://editorialrestauro.com.mx/tlatelolco-decadencia-urbana-y-arquitectonica-de-un-proyecto-simbolico-del-modernismo/; Internet.
4. Arzoz, Mónica. La ciudad rota: 1985. Accesado 31/08/2021. Disponible en https://www.arquine.com/la-ciudad-rota-1985/; Internet.
5. Canales, Fernanda. Vivienda colectiva en México, El derecho a la arquitectura. Gustavo Gili, España: 2017, 149.
6. Infonavit. Historia del Infonavit. Accesado 09/08/2021. Disponible en https://portalmx.infonavit.org.mx/wps/portal/infonavit.web/el-instituto/el-infonavit/acerca-de-nosotros/!ut/p/z0/04_Sj9CPykssy0xPLMnMz0vMAfIjo8zizdwNDDycTQz9LHy8TQ0CDQK83Q28DAyDPQz1C7IdFQE0QU1x/; Internet.
7. Esquivel Hernández, María Teresa. “El Programa de Renovación Habitacional Popular: habitabilidad y permanencia en áreas centrales de la Ciudad de México”. Iztapalapa - Revista de ciencia sociales y humanidades. Núm. 80, 2016, 74-76.
8. Esquivel Hernández, María Teresa, Op. Cit., 77.
9. Canales, Fernanda, Op. Cit., 135.
10. Infonavit, Op. Cit., Internet.
11. Canales, Fernanda, Op. Cit., 149.
12. N. M. Soriano, Jesús. La Unión de Arquitectos Socialistas y su proyecto de Ciudad Obrera (1938). México: Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos, 2019, 152.
13. Canales, Fernanda, Op. Cit., 36.
14. JSa. Conjunto Veracruz. Accesado 01/09/2021. Disponible en https://www.jsa.com.mx/cjv/; Internet.
15. Canales, Fernanda, Op. Cit., 36.
16. Pardo, Francisco, H. Díaz, Alonso, Luca Molinari y Alejandro Hernández. Imperfecciones.México: Arquine, 2019, 243.
17. Pardo, Francisco, H. Díaz, Alonso, Luca Molinari y Alejandro Hernández, Op. Cit., 243.
18. Pardo, Francisco, H. Díaz, Alonso, Luca Molinari y Alejandro Hernández, Op. Cit., 244.
19. ReUrbano. Acerca de nosotros. Accesado 02/09/2021. Disponible en https://www.reurbano.mx/acerca-de-nosotros/; Internet.
20. Pardo, Francisco, H. Díaz, Alonso, Luca Molinari y Alejandro Hernández, Op. Cit., 245-246.
21. Pardo, Francisco, H. Díaz, Alonso, Luca Molinari y Alejandro Hernández, Op. Cit., 247.
22. Frearson, Amy. Ambrosi Etchegaray inserts four homes and three courtyards behind an old Mexico City facade. Accesado 02/09/2021. Disponible en https://www.dezeen.com/2016/01/26/ambrosi-etchegaray-antonio-sola-townhouses-mexico-city-old-facade-courtyards/; Internet.
23. Canales, Fernanda, Op. Cit., 45.
24. Bilbao, Tatiana, Charpenel, Patrick, Hartmann, Simon, Raymund Ryan y Gonzalo Ortega. Perspectivas. México: Arquine, 2017, 36.
25. Adriá Miquel/Infonavit. 1,213 proyectos. México: Arquine, 2018.
Bibliografía
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Aguilar, Andro. Huella imborrable la del terremoto de 1985 en Tlatelolco. Accesado 31/08/2021. Disponible en https://www.chicagotribune.com/hoy/ct-hoy-8467015-huella-imborrable-la-del-terremoto-de-1985-en-tlatelolco-story.html; Internet.
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Canales González, Ana Fernanda. “La modernidad arquitectónica en México; una mirada a través del arte y los medios impresos”. Tesis doctoral, Universidad Politécnica de Madrid, 2013.
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Sánchez, Horacio. La vivienda y la ciudad de México - Génesis de la tipología moderna. México: UNAM, 2006.
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