Muchos pueden pensar que no se trata de uno de los grandes arquitectos mexicanos por no tener centenares de edificios, pero Carlos Lazo generó propuestas comprometidas con la sociedad, dice Federico Federico Rivera-Zarur.
Si bien es recordado por haber sido el gerente general de las obras de la Ciudad Universitaria, la cual se realizó maratónicamente en dos años, o por ser el artífice de la nueva sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el arquitecto Carlos Lazo Barreiro no fue solo un arquitecto seducido por el funcionalismo y la modernidad que tanto predominaron en el siglo XX, y de los cuales bastan y obran exponentes tanto a nivel nacional, como internacional.
Muchos pueden pensar que no se trata de uno de los grandes arquitectos mexicanos por no tener centenares de edificios como Zabludovsky o González de León, o bien por un uso del color tan propio como Barragán, seguramente porque la vida no le alcanzó, pues falleció con apenas 41 años.
Pero en su corta vida logró lo que muchos otros arquitectos no consiguen aún con el doble de edad, siendo multidisciplinario e incursionando en la política desde su juventud, pues desde su época de estudiante mostró sus dotes como líder, al ser nombrado Presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Arquitectura.
Una de sus mayores inquietudes fue la cultura, manifestándolo de diversas maneras, desde ser creador y editor de la revista de Construcción y Espacios, respectivamente, hasta lograr una integración artística en diversas obras, como la Ciudad Universitaria, la nueva sede de la SCOP o bien el edificio del Banco de México en Veracruz, donde colaboró con grandes personalidades como Juan O'Gorman, Guillermo González Camarena, Francisco Zúñiga, entre muchos otros.
El arquitecto sentaba juntos en su mesa a políticos y trabajadores de la construcción. Su verdadero compromiso era con la sociedad mexicana. Prueba de ello fueron sus obras arquitectónicas, como el conjunto urbano Belén de las Flores, donde en lugar de proponer altas torres para densificar los terrenos, como se realizaba en esa época, cavó hogares para los carteros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde tuvieron refugio y frondosas terrazas.
Lazo expresaba su visión de la arquitectura moderna de este modo:
"La arquitectura moderna es ante todo la reconquista de las alegrías esenciales. Hay que volver a tener sol. Hay que volver a lo verde. Hay que tener aire, una vuelta a la naturaleza sin el buen salvaje. Sin proponernos transformar moralmente al hombre moderno, habría que entregarle la estética y la higiene. Habría que hacerlo vivir una vida hermosa y saludable".
Carlos Lazo realizó estas interesantes y novedosas propuestas arquitectónicas, mismas que nombró Cuevas Civilizadas, uno de los primeros ejemplos de arquitectura orgánica a nivel internacional, las cuales muestran una clara influencia a la arquitectura de Frank Loyd Wright.
El objetivo principal de Lazo fue regresar a la naturaleza, con lo básico, cuevas compuestas por muros elementales, siempre predominando la naturaleza. De éstas realizó varias propuestas.
El mejor ejemplo fue la Casa Palacios construida en Sierra Leona y su misma casa en Mozimba, Guerrero. La primera concluida exitosamente, mientras que la segunda incompleta debido a su temprano fallecimiento.
El Conjunto Urbano Belén de las Flores, ubicado en el camino a Toluca, fue un desarrollo social, en el cual se pretendía no solo construir las células de vivienda, sino también áreas comerciales y recreativas. Tampoco pudo verlo concluido.
Esta singular propuesta fue la contraposición de Pani, donde ubicaba las viviendas en un cerro excavado, con lo cual se ahorraba materiales constructivos y al mismo tiempo se proporcionaban terrazas que funcionaban como andadores de acceso a las pequeñas, pero bien acomodadas casas.
Fue un controversial e incomprendido proyecto; duramente criticado por la creencia que se estaba regresando al estado primitivo después de un largo periodo de evolución.
Pero para Lazo el principal compromiso realmente era con la sociedad mexicana, al percatarse de las necesidades humanas, siendo éstas una casa habitación, trabajo y recreación, en un estado casi natural. El claro ejemplo de planificación que aprendió durante su viaje por el norte de América y que no ha podido ser bien ejecutado hasta el momento.
Durante las obras en Ciudad Universitaria apoyó para que los trabajadores de la construcción asistieran a una escuela donde obtener la educación básica y aprendieran otro oficio para cuando concluyeran dichas obras.
En el conjunto SCOP, que encomendó a los proyectistas Raúl Cacho y Augusto Pérez Palacios, aplicó una vez más la planificación, analizando los problemas de la época, teniendo como objetivo descentralizar dichas oficinas y enviarlas a una zona de la ciudad menos densificada, incluyendo hospital con laboratorios y vivienda.
La grandeza de Carlos Lazo Barreiro radicaba en 'Pensar en grande' justo como dijo su amigo el pintor Diego Rivera.
Por estas razones FUNDARQMX, la Casa del Arquitecto y el CAM-SAM rinden homenaje a Carlos Lazo Barreiro con una conferencia para inaugurar la exposición de su vida y obra, el sábado 19 de agosto a las 19:00 horas, en la Casa del Arquitecto, Veracruz 24, Roma Norte.
Escrito por: Federico Rivera-Zarur cuenta con estudios de Arquitectura por la Universidad Autónoma Metropolitana y Coordinación General de FUNDARQMX.
Comentarios