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Centenario del Art Decó

  • Foto del escritor: FundarqMx
    FundarqMx
  • 24 nov
  • 5 Min. de lectura

Escrito: Aurora Kleiman


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Se cumple un siglo del Art Decó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París de 1925.


El Art Decó fue uno de los movimientos artísticos y de diseño más influyentes del siglo XX. Nacido en Francia durante la segunda década del siglo pasado, realmente se consolidó en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París de 1925, evento que le dio nombre y sirvió para exponerlo al mundo. Este estilo, caracterizado por su elegancia geométrica y su carácter cosmopolita, se convirtió en el símbolo de una época marcada por el optimismo de la posguerra, el auge de las tecnologías modernas y la aspiración de las sociedades urbanas hacia el lujo y la sofisticación.


A diferencia de corrientes vanguardistas como el cubismo o el futurismo, que se movían en el terreno de la experimentación estética, el art decó tuvo como objetivo la aplicación práctica del diseño. Se manifestó en artes decorativas, moda, gráfica, mobiliario, joyería y, especialmente, en la arquitectura, logrando impregnar de modernidad tanto la vida cotidiana como los grandes proyectos urbanos.


Tras la Primera Guerra Mundial, el mundo experimentó una transformación radical en la forma de concebir el progreso. La industrialización, el crecimiento de las ciudades y el auge del consumo marcaron el nacimiento de una cultura moderna que buscaba distanciarse de los excesos ornamentales del pasado. En este escenario, el art decó se presentó como una vanguardia que conjugaba el lujo y la opulencia con el progreso representado por la industria, la maquinaria y la urbanización, un gran contraste con los años de guerra.


Inspirado por las Primeras Vanguardias, el Art Decó integra la geometrización con líneas rectas, ángulos y patrones con influencias de distintas partes del mundo. En un inicio de siglo cuando las Exposiciones Universales y los descubrimientos arqueológicos impulsaron el interés público y la exotización de muchas culturas, el Art Decó integró influencias del arte egipcio, africano y precolombino así como la abstracción del arte islámico.


El eclecticismo de esta corriente no se limitó a sus elementos, también hace referencia a la cantidad de disciplinas que abarca. Todas ellas tienen elementos comunes: composiciones balanceadas con colores vibrantes y mucha ornamentación; velocidad y la maquinaria vista en formas aerodinámicas, inspiración en la industria automotriz, en los barcos trasatlánticos y en los rascacielos. Todo giraba en torno al lujo y la opulencia de la era del jazz.


El nuevo estilo se vio rápidamente adoptado en la moda, la joyería y el diseño. Con siluetas y materiales nuevos en la moda para mujer, este estilo se alejó de la corsetería optando por líneas fluidas y faldas más cortas. La tipografía de la época es increíblemente notoria, con figuras como el artista Erté que ayudaron a establecer una identidad visual para la época vista en sus portadas de revistas. Otros diseñadores como Émile-Jacques Ruhlmann se especializaron en diseño de mobiliario e interiores, con trabajo expuesto desde la exposición de 1925. En escultura, Edgar Brandt destacó por su trabajo en hierro mientras que René Lalique elaboró piezas ornamentales de cristal.


La pintura no se queda atrás, representando a la moda de la época, es difícil no identificar rápidamente a las figuras de cabello corto y maquillaje dramático en las pinturas. Adoptando elementos de vanguardias anteriores, el arte deja de perseguir el realismo y logra retratar las ideas de la época con formas geométricas y colores vibrantes.


Si bien el art decó se manifestó en múltiples expresiones artísticas, su impacto en la arquitectura fue uno de los más duraderos y visibles. Durante las décadas de 1920 y 1930, este estilo transformó el paisaje urbano de numerosas ciudades del mundo, desde Nueva York y París hasta Ciudad de México, La Habana, Bombay o Shanghái.


Las obras que derivaron de él no fueron monolíticas. Desde antes de 1925, se llevaron a cabo obras icónicas como el Théâtre des Champs-Elysées de Auguste Perret y el Salón de Otoño de 1912 de Raymond Duchamp-Villon. Aunque llevan las características de la corriente, son muy diferentes a proyectos posteriores como los rascacielos en Nueva York.


En Estados Unidos el Edificio Chrysler (Nueva York, 1930) es la epítome del Art Decó, uno de los rascacielos más icónicos del mundo, con su famosa aguja de acero inoxidable y detalles inspirados en el mundo automotriz. Su fachada geométrica y decorada mantiene la línea visual del momento, mientras que su estructura de más de 100 niveles rompió récords convirtiéndose en un símbolo del progreso que se buscaba en la industria.


En otras partes del mundo como Latinoamérica, esta vanguardia se piensa como una puerta de entrada para el modernismo. En México, edificios como el Teatro de los Insurgentes (Ciudad de México, 1953) y la Secretaría de Salud o el Edificio Basurto muestran cómo en América Latina el estilo se adaptó a la modernidad de las capitales en crecimiento. Por otro lado, el Palacio de Bellas Artes, que fue iniciado en el porfiriato con un estilo art nouveau, fue concluido en los años treinta con un marcado lenguaje art decó en sus interiores.


A lo largo de múltiples tipologías y usos, el Art Decó conserva sus elementos con cuerpos superpuestos, volúmenes escalonados y fachadas que se elevan hacia el cielo. Su decoración geométrica aplicada a la estructura en frisos, relieves, rayos y zigzags, lo unen con el diseño gráfico en una identidad gráfica inconfundible. Desde las edificaciones hasta la tipografía, la verticalidad y monumentalidad con búsqueda de proporciones alargadas transmiten modernidad y dinamismo. Siempre se busca la modernidad, no sólo en los motivos, también en los nuevos materiales, el concreto armado, acero y cristal en combinación con el lujo del mármol o granito. Opulencia que sólo crece en los interiores con detalles ornamentales, lámparas metálicas, pisos de mármol, vitrales geométricos y mobiliario diseñado a detalle.


El Art Decó consolidó el rascacielos como símbolo de modernidad. Las ciudades crecían hacia arriba y este estilo otorgaba a esas construcciones una identidad estética sofisticada, visible en sus coronamientos y ornamentos geométricos. Además, se convirtió en un lenguaje arquitectónico accesible para edificios públicos, cines, estaciones de tren y hasta viviendas residenciales, democratizando la modernidad y vinculándola al progreso urbano.


En países de América Latina, representó una forma de integrar la identidad local al lenguaje internacional. Motivos prehispánicos, tropicales o regionales fueron reinterpretados dentro de la estética geométrica del movimiento, creando versiones únicas que hoy forman parte del patrimonio arquitectónico.


Aunque el Art Decó perdió protagonismo hacia finales de los años 40, desplazado por el funcionalismo y el modernismo internacional, nunca desapareció del todo. Su influencia persiste en la cultura visual contemporánea, en el diseño gráfico retro, en la moda y en la rehabilitación de edificios históricos que hoy se consideran íconos del patrimonio arquitectónico.


Su legado radica cómo supo combinar modernidad y ornamentación en una síntesis que pocas corrientes lograron. Representa la fascinación por la tecnología y el lujo, al mismo tiempo que ofrecía un estilo comprensible y adaptable a contextos diversos. En el presente, las ciudades que conservan barrios o edificios en este estilo atraen a visitantes y especialistas que reconocen en este estilo no solo una estética, sino también un testimonio de la historia urbana del siglo XX.


El Art Decó fue mucho más que un estilo decorativo: constituyó una manera de entender la modernidad en los años de entreguerras. Su capacidad para integrar lo exótico con lo industrial, lo geométrico con lo ornamental y lo elitista con lo popular le otorgó una vigencia sorprendente. En la arquitectura, dejó huellas tangibles que hoy son parte fundamental de la memoria urbana y que siguen inspirando a diseñadores, arquitectos y artistas de todo el mundo.


En definitiva, el art decó es una estética que trascendió su tiempo y que continúa siendo un referente de sofisticación, innovación y belleza urbana.

 
 
 

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