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Foto del escritorFundarqMx

La colonia Cuauhtémoc, terreno fértil para la arquitectura mexicana.

Actualizado: 19 abr 2021

Arquitectos como Luis Barragán y Pedro Ramírez Vázquez construyeron en esta colonia de la Ciudad de México grandes ejemplos arquitectónicos del siglo XX.


De colonia porfiriana frustrada, la Cuauhtémoc se convirtió en un sitio inmejorable para construir notables ejemplos arquitectónicos, los cuales fueron creados en la primera mitad del siglo XX, por muy distinguidos profesionistas, quienes dejaron en ella la huella material de su talento creativo.


La colonia Cuauhtémoc se estableció sobre los terrenos de la hacienda de La Teja, que se empezó a formar cuando los frailes Agustinos rentaron una pequeña huerta en 1577 junto al pueblo de la Tlaxpana.

En 1629 fue adquirida por Pedro de Villalegua quien le dio su nombre inicial: Hacienda de Villalegua. A mediados del siglo XIX esta hacienda -llamada ya La Teja-, pertenecía a la sociedad Flores Hermanos, primera inmobiliaria de la ciudad. En 1867 Maximiliano de Hamburgo -segundo emperador de México-, quien residía en el castillo de Chapultepec, jugaba cricket con sus ministros en esta finca.



Después de tener varios propietarios, esta hacienda pasó a manos de la empresa fraccionadora The Mexico City Improvement Companyel 15 de marzo de 1904. En septiembre de ese mismo año, el ayuntamiento aprobó el contrato para su establecimiento reconocido oficialmente el 14 de febrero de 1905, fecha de su nacimiento.


Su nombre se debe al monumento a Cuauhtémoc, ubicado en una de las glorietas del paseo de la Reforma, cercano a este nuevo fraccionamiento.

Su forma triangular la hace reconocible en cualquier mapa de la zona centro de nuestra ciudad. Basta ubicar sus tres límites: al nororiente, Parque Vía y James Sullivan; al sur, Paseo de la Reforma; y al norponiente, el Circuito Interior.

El trazo de sus calles se realizó de forma paralela y perpendicular al paseo de la Reforma. En cuanto a su nomenclatura, se emplearon -la mayoría- nombres de grandes ríos nacionales (Lerma, Balsas, Pánuco…) en las calles que corren paralelas al Paseo de la Reforma; y extranjeros (Tíber, Rhin, Sena…), en las que van perpendiculares al mismo.



La privilegiada ubicación de la colonia Cuauhtémoc, a un costado del hermoso Paseo de la Reforma, junto a la estación Colonia del ferrocarril, y el gran tamaño de sus lotes de 345 m2 a 1,400m2, reafirmaba la intención original de convertirla en uno más de los fraccionamientos aristocráticos en las postrimerías del porfiriato, junto con las colonias Juárez, Roma y Condesa.

Sin embargo, la frágil situación política, económica y social generada por el estallido de la revolución cortó de tajo dicha aspiración. Entonces de colonia porfiriana abortada, la Cuauhtémoc pasó a ser un campo fértil para que notables arquitectos como Luis Barragán, Enrique del Moral, Francisco J. Serrano, Augusto Álvarez, José Villagrán García, Juan Sordo Madaleno, Mario Pani, Pedro Ramírez Vázquez, entre otros, desarrollaran su creatividad entre 1930 y 1970 construyendo valiosos ejemplos de arquitectura de ese tiempo.


Al paso de los años nacieron en la Cuauhtémoc varios sitios que se convirtieron en referentes de esta colonia. Algunos de ellos, el colegio Queen Mary, el IFAL (Instituto Francés de América Latina); las embajadas Británica, de Estados Unidos, Japón; el Hotel María Isabel; los cines Diana, Chapultepec y Elektra; la panadería Elizondo; el restaurante Les Moustaches; el Jardín del Arte; el teatro Arlequín; los templos de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y del Santísimo Redentor; el antiguo Hospital de los Ferrocarriles; el Museo Carranza.


Destacadas familias escogieron a la Cuauhtémoc para vivir en ella: Braniff, Bailleres; políticos como Mario Moya Palencia; José de la Cruz Díaz, un bisnieto de don Porfirio Díaz. Escritores distinguidos como Octavio Paz, Juan José Arreola, Federico Campbell, José Agustín, Carlos Fuentes, Juan Rulfo; don Gabriel Vargas, el creador de la Familia Burrón; Los Polivoces (Enrique Cuenca y Eduardo Manzano).



A 111 años de su existencia, la colonia conserva el alto nivel social y económico con el que nació, reflejado en la gran plusvalía de sus casas y edificios departamentales que la caracterizan, aunada a la concentración de grandes empresas o consorcios que han levantado sus sedes en ella, especialmente en las manzanas colindantes con el Paseo de la Reforma: Torre Mayor, Torre Reforma, Torre HSBC, Torre Diana, St. Regis y la Casa de Bolsa.

Recorrer sus calles nos permite adentrarnos en la intimidad de su historia, para admirar los escasos pero muy significativos inmuebles porfirianos, reconocer la maestría de nuestros grandes arquitectos del siglo XX, y disfrutar también de aquellos sitios de tradición (parques, comercios…) que la distinguen en el contexto de nuestra gran urbe.


 

Escrito por: Edgar Tavares López, quien se ha dedicado a la investigación y difusión del patrimonio urbano, arquitectónico y social de México, labor reflejada en 11 libros (Colonia Roma, Colonia Hipódromo, Banco de México, Paseo de la Reforma, México Luz Urbana, El Panteón de San Fernando, Zacatecas capital de la cultura y el arte, etcétera); y un gran número de artículos en revistas. A través de los paseos comparte con la gente interesada todo lo que ha aprendido de nuestra ciudad.

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