top of page

The Flying Carpet, Go Hasegawa, 2019, CDMX.

  • Foto del escritor: FundarqMx
    FundarqMx
  • 18 jul
  • 3 Min. de lectura

Escrito y fotografías: Arturo Emmanuel Rueda Chávez


En el misterioso Jardín 17, diseñado por Luis Barragán, levitó en un zigzagueante andar, la intervención del arquitecto japonés Go Hasegawa, con un diseño respetuoso al jardín, se creó una pasarela que adentra al visitante a una nueva perspectiva del deambular, contemplar y disfrutar el jardín; efímero en el tiempo trascendental para aquellos que pudieron recorrer, apreciar y recordar.


ree

Barragán ft. Hasegawa


Luis Barragán en 1948, creó como un anexo a su residencia y oficina, un jardín frente a su domicilio, en el que siguió con su experimentación del paisajismo, añadiendo, quitando, modificando la vegetación, en una búsqueda interminable del comprender y apreciar a la misma naturaleza; el tiempo y la nostalgia transformó al Jardín 17. El arquitecto Alberto Kalach lo restauro en 2016, en un nuevo impulso de revitalizar este espacio. El arquitecto Salvador Macías fomento una serie de pabellones e intervenciones invitando al arquitecto Go Hasegawa después de su participación de Porto Academy 'Visiting Barragán' 2019, tomando su guía filosófica 'Es importante pensar la obra de Luis Barragán desde distintas culturas'; convivir con la naturaleza fue el punto de inflexión para transformar, sin modificar la obra de Barragán, para así denotar una diferencia de visión cultural y ecológica. 



El alma de los jardines


"El alma de los jardines, alberga la mayor suma de serenidad de la que puede disponer el hombre” 

—Ferdinand Bac—


ree

Al contemplar los jardines de Barragán se percibe la serenidad que evoca, el misterio, lo apacible del reconfortante susurro del viento, del agua de las fuentes y el canto de las aves, un laberinto, un claustro franciscano; la densidad de su vegetación emula la protección de sus muros, acobijando el silencio entre sus senderos, así la contrastante estructura metálica, dá inicio a un nuevo camino, se desenvuelve, se camina sobre la exuberante vegetación que deambula entre los árboles, los floripondios, hiedra, muicle, clivias y el jazmín; así fue como Go Hasegawa nos invita volver a ver dando nuevas pausas, nuevos caminos para recorrer, apreciar y descansar en los jardines de Barragán; la nostalgia se transforma en un cálido punto de reunión, para conversar, reír o sencillamente encontrar la serenidad de la naturaleza, en medio del caos de una vibrante ciudad, como lo es la Ciudad de México. La búsqueda plástica trasciende sus límites físicos, para así ver desde otra cultura, nuestra propia cultura y viceversa, en un ciclo sin fin de volver a ver y sentir las tradiciones, se arraigan mucho más profundos que las raíces de la vegetación que se enaltece por su devoción al jardín desde la perspectiva mexicana y japonesa. 



Armonía pétrea, mineral y vegetal


Siendo fiel a sus ideales de repensar la obra de Barragán desde otras culturas, también se reinterpretan las ideas tradicionales del jardín japonés, en el cual mezcla los diferentes fundamentos como los Contemplativos (Zen, “Karesansui” o jardines secos); donde sus arenas conviven y hacen eco de la naturaleza, vegetal o pétrea, incorporando una reinterpretación del Engawa de la vivienda japonesa (Es un espacio de transición, contemplación o descanso entre el interior de la vivienda hacia el exterior), reflejando una relación entre personas y naturaleza, el interior y la mente; así cambiando la madera o el bambú por perfiles tubulares metálicos, llevando en una secuencia paralela desde el inicio hasta el fin, cortando, girado, doblándose y doblegándose a la voluntad geométrica del arquitecto, para sólo cambiar la perspectiva en la escalera denotando ligereza como un homenaje a la escalera de la biblioteca de la Casa Barragán, siendo indistinto en dónde inicia ó termina el recorrido, encontrándose con la escalera pétrea, un contraste y dualidad a la volumetría de Barragán, sintiendo la calidez del jardín rememorando la influencia del paisajismo japonés, árabe y mexicano.



Tejer el acero


El montaje del pabellón, se realizó en 4 días, iniciando un lunes a las 2:30 p.m. arribando las piezas pre-ensambladas para su colocación, las diferentes piezas de tubos de acero galvanizados con sus diversos cortes, anchos y longitudes, se acomodaban en los muros esperando a la primera colocación de las bases que estás las harían “levitar” cual alfombra mágica de “Las mil y una noches”; igualmente la estructura pre-ensamblada de PTR cuadrado y de redondos de acero pintados de negro con el motivo de diluirse en las sombras del camino tubular y la vegetación; los soldadores iniciaron con velocidad y cuidado la colocación de las primeras bases y caminos, acompañados de las lluvias erráticas de otoño, entre mañanas soleadas, tardes lluviosas y atardeceres despejados, así fueron los días de colocación soldando, limpiando, pintando y puliendo cada uno de los tramos del camino; las alegría de los soldadores de ver culminada su labor en tiempo record un día antes de la inauguración y el minucioso cuidado al detalle de Hasegawa hicieron de este un espacio de contemplación único. 


ree
ree

 
 
 

Comentarios


bottom of page