Por Luis Ángel Beristain Castillo* FUNDARQMX**
FundarqMX se complace en presentar este primer artículo temático con motivo de nuestro décimo aniversario. Queremos celebrar este logro con diez diferentes temas y abrimos esta fiesta con: Comunidad. Reconociéndoles a todos y cada uno quienes nos leen y nos siguen en nuestras variadas actividades. ¡Gracias por ser parte de FundarqMX!
Espacio que habitan los marchantes y los andantes de estrechos caminos, aquellos que buscan el trueque más conveniente para abastecerse, o de los viajeros hambrientos que buscan satisfacerse con la tradición culinaria del lugar. (Beristain, Luis. 2022)
El mercado, lugar de cultura y diversidad; el resultado de las actividades que convergen dentro de este gran espacio alberga las características principales de una comunidad.
En el México prehispánico se le conocía como tianquiz(tli) proveniente del vocablo náhuatl, que ahora conocemos como tianguis o mercado, y conserva la función social de proveer los productos básicos a la población. Su existencia se remonta a la conformación y edificación de las grandes ciudades precolombinas; y antes de que los puestos estuviesen en espacios contenidos, estos se apropiaban de la calle, convirtiéndola en un mercado ambulante, que aún persiste.
Descripción: Mural de Diego Rivera acerca del mercado precolombino de Tlatelolco. Loustaunau Mare, enero de 2018, Diego Rivera y su visión sobre el mercado de Tlatelolco. [en línea]. [Acceso el 23 de febrero de 2022]. Disponible: https://mxcity.mx/2018/01/diego-rivera-y-su-vision-sobre-el-mercado-de-tlatelolco/
Los mercados como los conocemos, es una infraestructura que concentra los puestos, y surge a partir de la necesidad de protección ante las inclemencias del clima y la posibilidad de brindar un espacio que satisfaga la cotidianidad del mercado. La higiene, el tránsito de personas, el abastecimiento de productos, la basura generada y la ventilación fueron algunas inquietudes comenzaron a atenderse en la Ciudad de México a finales de siglo diecinueve, cuando las políticas sociales empezaron a cubrir las necesidades básicas de la población con: hospitales, escuelas, viviendas, dotación de agua potable, luz, drenaje, caminos, transporte y se edificaron espacios que alojaron a comerciantes; atenciones que implicaron grandes avances tecnológicos en la época.
Entrado el siglo XX, en el año 1934, se inauguró el mercado Abelardo L. Rodríguez, obra del arquitecto Antonio Muñoz García, fue considerado el más grande construido en la época: incorporaba la ideología del equipamiento social y cultural, integrando servicios como el centro cívico, el teatro, la biblioteca, un consultorio médico y la singularidad de contar con murales pintados por miembros del taller de Diego Rivera y otros artistas extranjeros como Isamu Noguchi. Además, años después se construyeron comedores comunales que hoy en día han desaparecido. Sin embargo, este programa convirtió al mercado en un centro de barrio a nivel social, económico y cultural.
Murales de Pablo O'Higgins en el centro cívico del mercado Abelardo L. Rodríguez, que expresan la lucha de los obreros contra los monopolios. MxCity, septiembre de 2021, Los Bellísimos Murales Del Mercado Abelardo Rodríguez, Estética Popular Revolucionaria. [en línea]. [Acceso el 18 de febrero de 2022]. Disponible en: https://mxcity.mx/2021/09/los-bellisimos-murales-del-mercado-abelardo-rodriguez-estetica-popular-revolucionaria/
Vista exterior del mercado tomada a un año de su inauguración.
Casasola, 1935 "Mercado presidente Abelardo L. Rodríguez", exterior. [en línea]. [Acceso el 18 de febrero de 2022]. Disponible en: https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A3729
Inauguración del mercado homónimo por el presidente Abelardo L. Rodríguez, acto precedido por el primer magistrado de la nación, en compañía del General Lázaro Cárdenas, y algunos altos funcionarios de la administración.
Casasola,1934, Abelardo L. Rodríguez inaugura el mercado que lleva su nombre. [en línea]. [Acceso el 18 de febrero de 2022]. Disponible en:
En los años subsecuentes, el desmesurado crecimiento demográfico hizo insuficientes los lugares para abastecerse de alimentos, por lo que comenzaron a formarse sitios de tianguis con escasas medidas de higiene. Por ello, a partir de 1953 se construyeron aproximadamente 160 mercados, equivalentes a 50,000 puestos. De los cuales 15 fueron proyectados por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Nueve de esas quince obras, fueron basadas en el mercado Abelardo L. Rodríguez, e incorporando a su programa la refrigeración eléctrica y servicios de acuerdo con las necesidades de cada uno. Además, fueron innovadores al proponer distintas cubiertas apegadas al amplio programa arquitectónico de los mercados, varias de ellas solucionadas por el arquitecto español Félix Candela.
Tal es el caso del mercado de Coyoacán, que debía cubrir una superficie de 3,200 metros cuadrados, y satisfacer las necesidades de ventilación e iluminación por medio de la cubierta de concreto armado, condición que se soluciona con paraguas de concreto. Considerando, además, la higiene desde los materiales y la función de brindar servicios sociales para promover la convivencia comunitaria.
Mercado de Coyoacán mostrando su cualidad espacial de luz y ventilación, lograda por la solución de cubierta del arquitecto español, Félix Candela. En Guzmán X. 2015. Los mercados de Pedro Ramírez Vázquez. En Pedro Ramírez Vázquez, el estratega (pp. 57). Ciudad de México: Arquine /CONACULTA/INBA/UAM.
Puestos del mercado de Coyoacán, proyectado por el Arquitecto Ramírez Vázquez en Guzmán X. 2015. Los mercados de Pedro Ramírez Vázquez. En Pedro Ramírez Vázquez, el estratega (pp. 58). Ciudad de México: Arquine/CONACULTA/INBA/UAM.
En las décadas siguientes la expansión demográfica no paró y aunado a la nula preocupación de las políticas públicas, la mayoría de los mercados fueron desplazados hasta su parcial abandono por los atractivos centros comerciales.
Hoy día, pocos de estos mercados se preservan, como los de San Juan, Jamaica o el Melchor Ocampo, y son memoria de lo emblemáticos que fueron en su tiempo. Existe un interés por recuperar y rehabilitar estos espacios, basada en la idea de consumo orgánico, fresco y local, búsqueda que retoma la relación que había entre los vendedores y consumidores. Por eso, visitar un mercado vuelve a ser una experiencia sensorial, repleta de olores, sabores y la vista junto al oído con todo el folclor que en ningún otro lugar podemos encontrar, de hecho, se han convertido en los nuevos sitios turísticos, gracias a la carga cultural que podemos encontrar en ellos. Se va a aprender, a degustar y a sentirse parte de una comunidad, que en su mercado refleja una identidad local.
Siendo así, acompáñanos a seguir valorando estos espacios. Te invitamos el próximo 27 de febrero de 2022 a nuestro primer recorrido virtual del año, por el mercado de Jamaica. de la mano del arquitecto Luis Axalco. ¡No te lo pierdas! Es una valiosa oportunidad de seguir conociendo la herencia de nuestra ciudad.
REGISTRO EVENTBRITE: https://www.eventbrite.es/e/entradas-recorrido-virtual-mercado-de-jamaica-272478549677?aff=ebdsoporgprofile
*Luis Ángel Beristain Castillo es estudiante de la licenciatura de arquitectura en la universidad Iberoamericana; miembro activo de la asociación estudiantil Arteria Urbana, parte del equipo FUNDARQMX por servicio social, y residente de obra en el área de acabados.
Bibliografía:
Guzmán X. 2015. Los mercados de Pedro Ramírez Vázquez. En Pedro Ramírez Vázquez, el estratega (pp. 35-41). Ciudad de México: Arquine/CONACULTA/INBA/UAM.
Castillo José, Urquijo Fernando Javier. 2017. Arquitectura de mercados. [en línea]. [Acceso el 16 de febrero de 2022]. Disponible en: https://revistahojasanta.com/sobremesa-1/2017/9/15/arquitectura-de-mercados#:~:text=El%20mercado%20es%20un%20lugar%20abierto%20a%20todos%2C%20y%20su,relaci%C3%B3n%20entre%20sociedad%20y%20comida.&text=Grandes%20mercados%20hacen%20grandes%20ciudades%20(y%20viceversa)
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