Escrito por Goretti Cazarez Onofre* ilustrado por Rosario Gutiérrez** FUNDARQMX***
En el ámbito laboral las mujeres se han vuelto un tema relevante por la historia y avances que han logrado para tener una mayor participación femenina en diferentes campos de trabajo en la actualidad. Sin embargo, esta presencia está condicionada al famoso techo de cristal que impide que las mujeres obtengan puestos de mayor jerarquía, decisión y representación.
El origen mediático del término “techo de cristal” se remonta a 1986 cuando se expuso en un artículo periodístico del Wall Street Journal sobre los retos y obstáculos invisibles que las mujeres enfrentaban en las empresas estadounidenses. Posteriormente, más mujeres se atrevieron a analizar los entornos laborales y a usar el término para complementar la definición del mismo.
Rosario Gutiérrez. (2022) TCA I [Ilustración], Recuperada el 23 de marzo de 2022.
Actualmente, se puede definir al techo de cristal como un conjunto de barreras intangibles, inadvertidas, internas y externas a las mujeres, que tienen su base en los prejuicios y desigualdades construidos por la cultura patriarcal y androcéntrica, los cuales les impiden ascender en sus carreras, independientemente de la preparación, experiencia, logros y reconocimientos que ellas tengan (Camarena, María Elena & Saavedra, María Luisa, 2018).
Además del sistema patriarcal como origen, la causa predominante del techo de cristal es la concepción cultural sexista de actividades, cualidades, actitudes y espacios feminizados y masculinizados, lo cual ha servido para la construcción social de identidades y roles de género teniendo como base la división sexual. Otra causa importante es el machismo, al ser un discurso de superioridad de los hombres sobre las mujeres, cuestionando las capacidades y preparación de las mismas, incluso considerándose como intrusas y débiles.
Rosario Gutiérrez. (2022) TCA II [Ilustración], Recuperada el 23 de marzo de 2022.
El techo de cristal, aunque ha sido ampliamente estudiado y aplicado en el ámbito empresarial, no queda fuera de los demás campos de trabajo como la arquitectura, así como tampoco permanece en la esfera laboral, sino que también está presente en el ámbito universitario y se ve influenciado por otras esferas, como la doméstica, económica, familiar e individual. Algunos obstáculos se presentan en la permanencia universitaria, cuando las mujeres tienen que armonizar y llevar en paralelo, por lo menos, sus actividades académicas y domésticas, tienen así una carga mental y física superior que la de los varones. A esto se le agrega la gran posibilidad que tienen de sufrir violencia académica y machista dentro de las universidades, lo que puede influir en sus trayectorias universitarias y profesionales.
Rosario Gutiérrez. (2022) TCA III [Ilustración], Recuperada el 23 de marzo de 2022.
Se puede establecer un punto de convergencia entre el ámbito universitario y laboral con el techo de cristal, hay que subrayar que, aunque en muchas universidades hay un número similar de estudiantes mujeres y hombres, no sucede lo mismo con la plantilla docente. Tal es el caso de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, que para el año 2021 la población total de las licenciaturas de arquitectura, arquitectura del paisaje, diseño industrial y urbanismo era de 7678 estudiantes, siendo el 48% mujeres y 52% hombres, lo que habla de una matrícula casi equitativa. Sin embargo, en el personal académico la diferencia numérica del profesorado de carrera y de asignatura es amplia, compuesto en un 32% por profesoras y en un 68% por profesores.
Seguramente los porcentajes anteriores son similares en algunas universidades y esto lleva a los cuestionamientos de, si hay una matrícula estudiantil casi equitativa entre hombres y mujeres ¿por qué no pasa lo mismo con el personal académico? Si las egresadas de las carreras no están presentes en la docencia ni en los roles relevantes que se ven en las profesiones, ¿en dónde se incorporan? Estas preguntas pueden resultar difíciles de contestar porque no hay datos o estadísticas al respecto y si los hay, son muy superficiales; porque el techo de cristal está compuesto por dificultades tan normalizadas, que las consecuencias que provocan parecen propias de un orden natural, más en la carrera de arquitectura, concebida como una profesión “para hombres”, sobresaliendo el campo de la construcción y tecnología, en el que es casi imposible concebir a una arquitecta por las “características y actitudes masculinas necesarias”.
Las arquitectas, en formación y en práctica, se enfrentan constantemente a cuestionamientos y críticas desiguales sobre sus conocimientos y capacidades, así como a silenciamientos, menosprecio de sus trabajos y la reproducción de estereotipos académicos y laborales relacionados con los roles de género. Sin embargo, hay mujeres que han podido superar esos obstáculos y sobresalir en el ámbito académico y profesional de la arquitectura, siendo reconocidas social y culturalmente.
Rosario Gutiérrez. (2022) TCA IV [Ilustración], Recuperada el 23 de marzo de 2022.
Una de ellas es la arquitecta mexicana María Luisa Dehesa Gómez Farías (1912-2009), primera mujer en Latinoamérica en recibir un título en arquitectura. Otras mujeres relevantes son la doctora en urbanismo Estefanía Chávez Barragán (1932-2020) y la arquitecta Lilia Margarita Guzmán y García (1947), fundadoras de las licenciaturas de urbanismo y arquitectura del paisaje en la UNAM, respectivamente. Gabriela Carrillo (1978) y Frida Escobedo (1979) forman parte de la generación de arquitectas contemporáneas mexicanas, egresadas de la UNAM y la Universidad Iberoamericana respectivamente, y ambas se han dedicado a la docencia y a la producción arquitectónica, misma que ha sido ampliamente reconocida gracias a la calidad y discurso que contienen. (García, María de Lourdes, comunicación personal, 17 de febrero 2022)
Si bien, las anteriores mujeres son grandes referentes, hay que saber que la genealogía de arquitectas es tan amplia que faltan muchas por nombrar. Además, hay que reconocer que las mujeres que se distinguen de manera mediática no son las únicas que han logrado romper un techo de cristal, porque existe uno en cada nivel jerárquico, sino que las mujeres con las que convivimos diariamente, profesoras, coordinadoras, arquitectas que han trabajado en el ámbito social y popular de la arquitectura, también se enfrentan a estos obstáculos y los han superado, y no por el hecho de no ser mediáticamente reconocidas, significa que su esfuerzo y superación es de menor nivel comparado con las que sí se dan a conocer.
Treinta y seis años después del artículo en el Wall Street Journal se puede afirmar que poco o nulo es el avance para erradicar las causas del techo de cristal y para romperlo por completo falta mucho tiempo, crítica y deconstrucción, tanto que algunas personas lo han llamado “techo de concreto” por la dificultad y complejidad que representa traspasarlo y acabar con él.
Rosario Gutiérrez. (2022) TCA V [Ilustración], Recuperada el 23 de marzo de 2022.
Sin duda, contrarrestarlo requiere de un trabajo complejo y gradual en el que se atiendan los sesgos de género, la brecha salarial, la conciliación entre el trabajo productivo y reproductivo, la igualdad y equidad de trato y oportunidades en el trabajo y la universidad para las mujeres. En el campo de la arquitectura se pueden establecer roles más activos, permitiendo la participación, representación y voz igualitaria de las mujeres, reconociendo y apoyando a las mujeres con las que convivimos diariamente, porque el techo de cristal no es un problema mediático, sino que es un conjunto de barreras que se tiene que atacar desde la cotidianidad para ayudar a que las mujeres aprovechen su máximo potencial en el ámbito laboral y universitario.
Referencias:
-Barrera, Osvelia. (2012). La mujer en la arquitectura. No sólo una cuestión de género. En Iniciativas locales para la participación femenina (1.a ed., pp. 65–84). Universidad Nacional Autónoma de México.
-Camarena, María Elena., & Saavedra, María Luisa. (2018, junio). El techo de cristal en México. La ventana. Revista de estudios de género, 5(47). Recuperado 13 de marzo de 2022, de https://n9.cl/in7p
-Durán, Cecilia. (2019, 22 mayo). Los techos de cristal con repercusiones negativas. Forbes México. Recuperado 18 de marzo de 2022, de https://n9.cl/mkxtm
-Facultad de Arquitectura UNAM. (2022, 28 febrero). Primer Informe de Actividades Dirección FA 2021–2022 [Vídeo]. YouTube. https://n9.cl/h0y3c
-González, Ana. (2015). El techo de cristal. [Trabajo Final de Máster Universitario, Universidad de Oviedo]. Repositorio Institucional de la Universidad de Oviedo: https://n9.cl/1wdoym
-Hymowitz, Carol., & Schellhardt, Timothy. (1986, 24 marzo). The corporate woman (a special report): Cover --- the glass ceiling: Why women can’t seem to break the invisible barrier that blocks them from the top jobs. The Wall Street Journal. Recuperado 13 de marzo de 2022, de https://n9.cl/002l9
-Úbeda, Raquel. (2016). Estudio sobre las mujeres y la arquitectura. [Trabajo Final de Grado, Universitat Politécnica de Valencia] RiuNet Repositorio UPV: https://n9.cl/kjted
-Zimmer, Ben. (2015, 3 abril). The phrase ‘Glass Ceiling’ stretches back decades. The Wall Street Journal. Recuperado 13 de marzo de 2022, de https://n9.cl/s5jfm
*Arquitecta en formación por la Facultad de Arquitectura de la UNAM; entusiasta de la historia, conservación y difusión del patrimonio, interesada en la crítica arquitectónica en relación al ámbito social; apasionada por la fotografía, la música y la redacción. Actualmente realizando servicio social en FundarqMX
** Estudiante de Arquitectura por la Facultad de Arquitectura UNAM, con interés en la crítica arquitectónica y Conservación del Patrimonio. Colaboradora activa en Salón Virtual de Arte y Agua Ardiente Estudio. Actualmente realizando servicio social en FundarqMX
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