Exposición "Engawa: arquitectura como vínculo entre dos culturas"
- FundarqMx
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Escrito: María Sánchez Catalán
La arquitectura japonesa se expresa como un gran referente de la simbiosis entre la naturaleza y el ser humano. La funcionalidad y la simpleza en su construcción representa la armonía con el entorno como su pilar central, logrando diseñar espacios que permiten una conexión anímica y física como una extensión integral que va más allá de un espacio doméstico.
縁側 (engawa) es un término en japonés que se le designa a la galería exterior cubierta de una casa tradicional, que actúa como un punto de transición entre el área habitacional y la del jardín; abre el diálogo a las apariencias de lo humano con las de la naturaleza. Es un umbral de reconocimiento o un pasillo de familiarización donde las materialidades no sólo se encuentran como conjunto de construcción arquitectónica, sino también simbólica.

El miércoles 9 de abril del presente año, se reinauguró la exposición colectiva Engawa: arquitectura como vínculo entre dos culturas, en el Centro Cultural Pedregal. Esta muestra hace de puente entre dos países aparentemente opuestos, pero que comparten nociones conceptuales de un diseño local. Ambos asimilan las formas de manera simple y fluida recuperando elementos constructivos ancestrales. Por otro lado, también representan ejes de contrastante carácter, México prioriza una paleta cromática más variada y vivaz, mientras que Japón opta por una belleza más austera en favor de la funcionalidad.

Se contó con el patrocinio de la Fundación Japón en México, que cada año presenta una convocatoria destinada a proyectos relacionados con la cultura japonesa, mismo del que FUNDARQMX fue beneficiado en 2024 para llevar a cabo esta exposición.
El evento estuvo encabezado por la M. Arq. María Bustamante Harfush, directora de FUNDARQMX, el dueño del Centro Cultural Pedregal, el arquitecto Plutarco Barreiro, y su hijo Andrés Barreiro, director del mismo. Así mismo, estuvieron los arquitectos Andrés Palafox y Luis Ángel Guerrero Cardozo y la estudiante de arquitectura Tania Castillo, estos dos últimos gestionaron la museografía y curaduría.

Por su parte, el Arq. Plutarco Barreiro expresó su agradecimiento hacia los colaboradores y asistentes al evento. Menciona el gran aporte que hace esta exposición al Centro Cultural Pedregal, no sólo visto bajo un lente artístico-cultural, sino también de conexión humana, de comprensión y construcción recíproca. Remarca la noción de correspondencia con y para el espacio, donde las interacciones no nacen únicamente desde lo humano, entendiendo a la arquitectura como un ser en sí mismo capaz de influir de igual manera a sus habitantes.

En palabras de la M. Arq. Harfuch: “Estos eventos son pretextos para unirnos y para hacer proyectos que nos motiven (...) Lo más importante es que convivamos, que nos conozcamos, que haya éste intercambio de ideas. Gracias por estar y disfruten” Con estas palabras se dió por inaugurada la exposición.
ARTISTAS Y SUS OBRAS
Como ya se había mencionado, esta es una muestra colectiva en la que 5 artistas reúnen su obra en torno a la arquitectura japonesa. Cada uno de ellos confecciona una evocación diferente en conjunto con las simultaneidades que inspiran su quehacer artístico.
Hesner Sánchez García (México, 1974):
Su trayectoria empezó en la arquitectura, haciendo de ésta su profesión. Desde niño tuvo un interés por explorar diversos medios artísticos, principalmente el dibujo, mismo que afinó con sus estudios profesionales y más adelante a través de las artes visuales. Comenta que siempre tuvo la inquietud de encauzar su trabajo a un camino más expresivo y salir de los tecnicismos, a veces, muy rigurosos de la arquitectura.
Su colaboración como artista para esta exposición se enraíza en su interés por la arquitectura japonesa. Rescata dos aspectos que llaman su atención: “A partir de una métrica muy sencilla construyen espacios que tienen mucho carácter (...) También, hablaría de la relación de la arquitectura con el paisaje, de cómo existe una relación muy directa entre el espacio doméstico y el abierto”. La obra de este artista juega con la simpleza y la experimentación de la pintura y diseño gráfico.

Tania Castillo (México, 20…):
Estudiante de arquitectura en la Universidad Iberoamericana. Hizo su servicio social y ahora prácticas profesionales con FUNDARQMX, su papel en este evento fue de gran importancia desde la primera sede, en la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ). Participó de manera activa en todo el proceso, haciendo el cálculo espacial para adecuar las obras en los recintos del Centro Cultural Pedregal y de la UCSJ. “Esta vez me tocó trabajar en la museografía, era importante para mí crear una historia y recorrido para que la exposición tuviera sentido y entender cómo todas las obras al final se relacionan”, dijo.
En esta segunda inauguración también fungió como artista, haciendo obra por encargo, parte de sus influencias son la arquitectura orgánica, la cual retoma las formas naturales del espacio donde se sitúa, transgrediendo lo menos posible la narrativa espacial de la naturaleza.

Itzeel Ángeles (México, 20…):
Empezó con FUNDARQMX haciendo su servicio social con imágenes sobre arquitectura y dando recorridos, esto la ayudó a formar un portafolio concreto con el que le pidieron contribuir para esta exposición. Su afición se halla en captar minuciosamente, tanto los detalles como los aspectos monumentales de las estructuras, gusta de hacer énfasis en las texturas, juegos de luces y contrastes. Con un ojo agudo, su lente despoja de distracciones superfluas a los edificios que capta.
Sus imágenes no documentan una totalidad de la arquitectura, sino que captura fragmentos elementales, donde cada uno se aprecia como protagonista del encuadre. Su trabajo es una invitación a la quietud y contemplación, proporcionando un respiro dentro del bullicio urbano.

Verónica Esqueda (19…):
Con una formación en hotelería y gastronomía, parecería inusitado el interés de la artista por la arquitectura, sin embargo, su curiosidad comienza desde la infancia gracias a su padre arquitecto. De igual modo, esta inclinación se ve compaginada con la fotografía cuando ésta llegó a su vida hace 15 años, como medio de evidencia que la ayudan a plasmar las variaciones lumínicas, entiéndase que su trabajo experimenta con el espectro de luz que los ojos humanos no pueden apreciar con naturalidad, la luz infrarroja.
“No es nada más llegar a un lugar y tomar la foto, es entender de qué trata el concepto, qué es lo que busco transmitir”, comenta. En su selección para esta presentación, toma como objeto de interés las vistas del parque Masayoshi Ohira, que es el pretexto para experimentar con sus emociones. Casi a modo de metáfora, por medio de la fotografía infrarroja, expone una capa de lo que es aparentemente invisible, física y emocionalmente.

Roxana BO (Costa Rica, 19…):
A una temprana edad, desarrolló delicadeza en el dibujo, específicamente en el arte hiperrealista, mismo que la llevaría a desempeñar un papel como artista profesional en su vida adulta. En su obra Senderos emocionales: Misterio y magia en Casa Jardín Ortega, utiliza el Sumi-e, una técnica milenaria que tiene sus orígenes en China, que consiste en arrastrar un pincel cargado de tinta sobre papel. Su trazo se caracteriza por ser ligero y elemental, pues sólo acude a las formas más simples, casi como un gesto aireado.
Su acercamiento a la arquitectura no es nuevo, comenta haber estudiado dibujo técnico y arquitectónico en su trayectoria universitaria. Considera que la obra de Luis Barragán, aclamado arquitecto, constituyeron un privilegiado lugar en su repertorio referencial: “[la obra] propone un recorrido a través de los rincones de esta emblemática residencia [Casa Jardín Ortega], donde cada detalle arquitectónico y natural se presenta como un fragmento de un relato en continuo descubrimiento”.

Casi para finalizar, es necesario rescatar la participación de Alex Melg, una cantante y artista sonora. Su trabajo con cuencos de cuarzo y otros instrumentos, sumergieron a los presentes en una atmósfera de calma y quietud, complementando de forma elocuente la narrativa de Engawa, confeccionando un paisaje sonoro envolvente.

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