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Rogelio Salmona

Por Jesús Tovar


Fotografía por Fundación Rogelio Salmona


Siempre he pensado que los grandes arquitectos en el fondo también son poetas. Así como los poetas componen con las palabras, los arquitectos componen con los espacios y ambos tienen la capacidad de conmover hasta las lágrimas. Cuando pienso en Salmona pienso también en Gabriel García Márquez y pensar en Barragán evoca la memoria de Juan Rulfo. Insiste en su enseñanza Alberto Campo Baeza, la arquitectura es poesía. Con su lectura de un país tan único como Colombia, Salmona ha hecho una gran aportación a la arquitectura, y ha encontrado respuestas a muchas de sus preguntas en su ardua búsqueda en torno a la identidad colombiana. Su trabajo hoy en día es sinónimo de la arquitectura de este maravilloso país sudamericano; el hacer ciudad, y sobre todo el sabio uso del ladrillo bogotano como lo hicieron también con los suyos los grandes faros como Alvar Aalto, Louis Isadore Kahn y nuestro mexicanísimo Carlos Mijares Bracho. El ladrillo de Salmona fue utilizado como la unidad mínima del diseño de monumentales edificios que roban suspiros y nos dejan sin aliento cuando los visitamos...  


Fotografía por Fundación Rogelio Salmona


Su cosmopolismo y su formación con Le Corbusier esculpieron el sentido común y la razón de este genio colombiano. En su juventud abrevó de lo mejor del mundo y lo aplicó en su tierra de forma asertiva y con ingredientes capaces de evocar la geografía local. Fue un autodidacta, un inquieto y curioso buscador que conoció España, Francia y el norte de África además de ¡mi México!, el México precolombino, sobre todo. Aunque casi toda su obra se encuentra en Bogotá alcanzamos a oír su eco hasta nuestras tierras. Salmona y México están conectados. Durante su carrera profesional colaboró con colegas como Hernán Vieco y con Guillermo Bermúdez promoviendo el trabajo colaborativo. Su obra está ligada fuertemente a las raíces latinoamericanas y a un contexto urbano específicamente sudamericano.

Por otro lado, el agua también es un elemento clave para comprender su trabajo, así Luis Barragán, ambos se inspiraron en la Alhambra y en la arquitectura islámica. El agua es la música de los espacios de Salmona y se encuentra muy frecuentemente en sus plazas, o en cualquier rincón. La formación de Rogelio Salmona fue similar a la del Pritzker mexicano pero con resultados para ambos auténticos y geniales, diferentes pero de la misma calidad. Hemos encontrado vasos comunicantes entre la obra de Salmona y México como lo son sus reconocidas influencias de los espacios prehispánicos como Teotihuacan, Uxmal y Chichén Itzá, los cuales el arquitecto colombiano no solamente estudio sino que también seguramente visitó en algún momento de su vida. Estos espacios monumentales construidos con fines ceremoniales inspiraron al arquitecto a generar plazas amplias, circulaciones, los llamados espacios servidos y servidores, así como los ejes competitivos de sus proyectos, logrando crear verdaderas obras maestras inspiradas por el legado de las culturas originarias de México. Todas estas evocaciones que resaltan la conexión presente entre México y Colombia, conectan la arquitectura de Rogelio Salmona con el mundo prehispánico. 

En México debemos de estudiar más profundamente la obra de este gran arquitecto franco sudamericano y su relación con Luis Barragán, si es que la hubo. Algunos de estos vasos comunicadores los podremos hallar, seguramente, en sus bibliotecas personales, que actualmente están siendo catalogadas por expertos en en trabajo y la trayectoria de ambos arquitectos. Desde Ciudad de México hasta Bogotá: cuando un mexicano visita la obra de Salmona, se siente como en casa, y podríamos asumir que un colombiano al visitar la obra de Barragán sentiría algo similar. 


Entre sus obras más representativas se encuentran el Museo de Arte Moderno, el Archivo General de la Nación, el Eje ambiental de la avenida Jiménez, las Torres del Parque, el Conjunto Nueva Santa Fe, el Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas Universidad Nacional, la Biblioteca Virgilio Barco, el Centro Cultural Gabriel García Márquez (donación del Fondo de Cultura Económica de México), la sede de la Vicepresidencia de la República, el Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán y el Conjunto Residencial Jesús María Marulanda, odas las anteriores localizadas en la ciudad de Bogotá, Colombia. Fuera de la capital se encuentran: El Museo Quimbaya en Armenia, la Casa de Huéspedes Ilustres y la vivienda del escritor Gabriel García Márquez en Cartagena de Indias. El Centro Cultural de Moravia en Medellín o el Centro Cultural de Cali, en pleno centro histórico de esa misma ciudad. 


Fotografía por Fundación Rogelio Salmona


Rogelio Salmona se graduó como arquitecto en la Universidad de los Andes en 1962, ganó además reconocimientos como el Premio Nacional de Arquitectura de Colombia y comenzó con las actividades de la Fundación Pro-Ciudad, organización que se encarga de la protección y el desarrollo de las ciudades colombianas. En el 2003 recibió el premio Alvar Aalto otorgado por la Asociación Finlandesa de Arquitectos (SAFA). En el 2009, posterior a su muerte se creó la Fundación Rogelio Salmona para el resguardo de su legado de vida y obra.


En todos sus edificios se siguen respirando aires autóctonos, locales y llenos de luz, calidez, razón, y  poesía. Trajo de Europa e hizo salir de su corazón proyectos que buscaban integrarse con su entorno y con auténtica alma colombiana. Espacios abiertos, umbrales, filtros, espacios de transición llenos de magia y de texturas. Literato de arquitecturas, cada muro es un verso, cada edificio es un poema. Cada solución heredada es una verdadera lección de Arquitectura que en Colombia México y el mundo se debería valorar mas!... Rogelio Salmona es como el café arquitectónico de Colombia, café del bueno. Debería de ser obligatorio admirar su obra con un tinto bogotano…


Fotografías por Fundación Rogelio Salmona

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