El mexicano trajo los conceptos de la arquitectura europea del siglo XX, principalmente los de Le Corbusier, a la construcción de vivienda en la Ciudad de México.
El México en el que Mario Pani desarrolló gran parte de su obra era un país en proceso de transformación. Como consecuencia de la Revolución de 1910 y las reformas agrarias, los terratenientes del país trasladaron su capital a las ciudades, donde comenzaron a invertir su capital en el sector industrial. Por otro lado, el ambiente tenso y la inestabilidad económica que se vivía en las zonas rurales orillaron a los campesinos a buscar seguridad y bienestar en las ciudades.
La Ciudad de México resultó ser la más atractiva, pues era ya era conocido como el centro económico del país. En un principio, las zonas industriales se establecieron en los alrededores del Centro Histórico, por lo que se aprovecharon las edificaciones históricas y la infraestructura existente para suplir la demanda de vivienda de los trabajadores de las industrias.
Sin embargo, en aquel momento el Centro Histórico no era más que un conjunto de tugurios con mala fama. Un estudio realizado por el Banco Nacional Hipotecario en 1935, reveló que 500,000 personas habitaban en las vecindades del Centro Histórico, que se encontraban en condiciones deplorables e insalubres. La cifra es significativa si se toma en cuenta que la población de la Ciudad de México en ese año era de aproximadamente un millón 500,000 habitantes.
El estudio mencionado y la prosperidad que el país comenzaba a experimentar dieron pie a la formulación de políticas de vivienda con enfoque social, las cuales promovían la creación de vivienda asequible y créditos para trabajadores de bajos ingresos.
Es en este escenario donde la figura de Mario Pani hace sus primeras apariciones como el promotor de la vivienda digna. También es aquí que los entonces novedosos y revolucionarios preceptos de la arquitectura funcionalista se presentan como la solución tanto del problema de la vivienda de bajo costo como de la vivienda insalubre.
Aunque nació en la Ciudad de México el 29 de marzo de 1911, Pani creció en Europa y estudió arquitectura en la Escuela Nacional de Arquitectura de París. A pesar de haber sido educado bajo la tradición clásica, el joven Pani adoptó vehemente las ideas arquitectónicas y urbanas que se estaban planteando en Europa desde los años 20, específicamente las de Le Corbusier.
Su primera oportunidad de materializar su visión de cómo debía ser la vivienda del nuevo México y cómo debía ser la ciudad de la modernidad se le presentó durante la presidencia de Miguel Alemán Valdés. En 1946, la Dirección de Pensiones Civiles encargó a Pani el diseño y construcción de 200 viviendas para trabajadores en un terreno de 40,000 metros cuadrados ubicado en la intersección de la avenida Félix Cuevas y la avenida Coyoacán, en la Ciudad de México.
Convencido de que la solución a la gran demanda de vivienda estaba en la alta densidad, Pani decidió diseñar un conjunto habitacional de 2,000 departamentos en la misma área y con el mismo presupuesto destinado para el proyecto. Fue así como se construyó, entre 1947 y 1949, el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), el primer multifamiliar en México.
La influencia Corbusiana en el plan general del CUPA es evidente: bloques de viviendas ventiladas e iluminadas, plantas libres, estructuras sobre pilotes, áreas verdes y equipamiento recreativo. Hasta hoy el CUPA se encuentra en pie, habitado y es considerado un ejemplo exitoso de la arquitectura moderna en México.
Después del CUPA, Mario Pani desarrolló otros conjuntos habitacionales, entre ellos el Multifamiliar Juárez, el Multifamiliar de Maestros en la Ciudad Universitaria, la Unidad John F. Kennedy, el Plan Maestro de Ciudad Satélite, y el proyecto habitacional con las mayores dimensiones y ambiciones de toda su carrera: el Conjunto Habitacional Nonoalco-Tlatelolco.
La prolífica carrera de Mario Pani incluye también obras monumentales como el Plan Maestro de la Ciudad Universitaria de la UNAM, el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Normal de Maestros y la Torre Insignia de Tlatelolco.
Colaboró en sus proyectos habitacionales y en el diseño de Ciudad Universitaria con artistas de la talla de Carlos Mérida, José Clemente Orozco y Juan O’Gorman.
En 1946 fundó el Colegio de Arquitectos y la Academia Nacional de Arquitectura en 1978. Fuera de la Ciudad de México, realizó conjuntos habitacionales como la Unidad Vecinal Modelo en Guadalajara y obras de infraestructura como el Aeropuerto de Acapulco.
Además de diseñar y construir, su compromiso con la promoción, difusión y enseñanza de la arquitectura lo llevó a crear la revista Arquitectura México, a formar su Taller de Urbanismo, la escuela de urbanismo más importante de aquel momento, y a formar generaciones de arquitectos en Escuela Nacional de Arquitectura -actualmente Facultad de Arquitectura- de la UNAM.
Su vasto legado permanece en el siglo XXI como testigo de una época en la que la arquitectura servía para atender las necesidades de la sociedad, mientras sus ideas sobre cómo solucionar la demanda de vivienda son más vigentes que nunca.
Todavía nos queda mucho que aprender del gran Mario Pani.
Escrito por: Angélica Martínez Salvarán
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